Me encanta comer croquetas porque son suaves y cremosas y una opción estupenda para aprovechar los restos de una comida. Y lo mejor de todo es que a los niños les encantan. Podemos hacerlas de bacalao, jamón, pollo, carne, marisco, etc.
Ingredientes:
250 gr de pechuga de pollo
500 ml de leche
1 cebolla
1 cucharada de mantequilla
3 cucharadas de harina
2 huevos
pan rallado
aceite
sal
Preparación:
Cocemos la pechuga de pollo en agua con sal. La desmenuzamos y la reservamos.
Calentamos la leche y la mantenemos caliente.
En un cazo ponemos la mantequilla y cuando se derrita, pero sin que llegue a freír, añadimos la harina y removemos un poco.
A continuación, vamos añadiendo la leche hirviendo poco a poco y removiendo con una cuchara de madera, para que no se formen grumos y añadimos la cebolla picada y la sal. Dejamos cocer todo durante un cuarto de hora, removiendo continuamente para que no se pegue.
Transcurrido este tiempo, añadimos el pollo picado y mezclamos bien. Pasamos a una fuente, extendemos bien y dejamos que enfríe. Cuando la masa esté fría, moldeamos las croquetas con ayuda de dos cucharas, las pasamos por el pan rallado, les damos forma con las manos y después las pasamos por los huevos batidos, hasta que queden perfectamente envueltas. Llegados a este punto siempre las meto en el congelador y así cuando queremos comerlas, sólo tenemos que freírlas en abundante aceite caliente y listas.
Con estos ingredientes me han salido 33 croquetas.
¡ Estupendas !
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