¡ Solamente verlos y ya me dan ganas de comer uno ! Para mi gusto estos pasteles son uno de los postres más ricos que existen y es que saben a gloria. Los descubrí hace años en una visita a Lisboa, cuando nuestro guía (que había trabajado en la propia fábrica) nos coló por la tienda, cafetería, etc. y nos llevó a las cocinas donde se elaboran. Después del recorrido vino la degustación y todos coincidimos en que estaban exquisitos. Desde aquel día (ya sé que su receta es secreta) he probado varias recetas y aunque todas están muy buenas, me quedo con la primera que hice, pues en mi opinión es la que más se parece.
Ingredientes:
1 plancha de hojaldre (250 gr)
250 gr de azúcar
125 ml de agua
30 gr de harina
4 yemas de huevo
1/4 litro de leche
un palito de canela
piel de limón
canela en polvo
azúcar glas
Preparación:Lo primero que hago es estirar la masa de hojaldre con el rodillo, enrollarla por el lado más corto formando un rulo y cortar 10 trozos.
Después ponemos un trozo en el fondo de un molde ( de flan ) y con los pulgares lo vamos aplastando y recubriendo el molde con la masa. Tenemos que intentar que el fondo y las paredes queden finas y el borde superior un poco más grueso, pues así, al hornearse, los pasteles quedan más bonitos. Pinchamos el fondo de las flaneras con un tenedor.
Ponemos el agua y el azúcar en un cazo a hervir 4 minutos, retiramos del fuego y reservamos.
Disolvemos la harina en un poco de leche y ponemos el resto de la leche junto con un trozo de piel de limón y el palo de canela a hervir. Cuando rompa a hervir le añadimos la mezcla de la harina con la leche y sin dejar de remover lo ponemos al fuego hasta que vuelva a hervir. Lo retiramos del fuego y le vamos añadiendo poco a poco el almíbar (en hilo). Mezclamos todo muy bien, lo colamos y lo dejamos templar.
Cuando la crema esté tibia, batimos las yemas ligeramente y las colamos sobre la crema, mezclando todo muy bien.
Rellenamos las 3/4 partes de los moldes con esta crema, pues si los llenamos más corremos el riesgo de que se nos desparrame la crema por encima y no seamos capaces de desmoldarlos.
Horneamos en el horno precalentado a 220ºC, a media altura unos 15-20 minutos, hasta ver los bordes dorados y la crema con una capa tostadita.
Dejamos enfriar un poco y desmoldamos. Espolvoreamos con canela molida y azúcar glas.
Fríos están muy buenos, pero templaditos están divinos.